Recientemente, realizamos una actividad con adolescentes de 13 años en la que les pedimos que imaginaran una situación extrema: un grupo de personas toma el poder en su escuela con armas y obliga a los estudiantes a hacer lo que ellos quieren. La consigna buscaba generar reflexión sobre la última dictadura militar en Argentina (1976-1983) y las respuestas de los chicos fueron reveladoras.
Este ejercicio, aunque incómodo, tenía como propósito ayudar a los estudiantes a comprender cómo se sintió vivir en un contexto donde el miedo y la violencia definían la vida cotidiana. A lo largo de la actividad, muchos expresaron que algo así sería imposible en su escuela y que no permitirían que ocurriera. La incredulidad ante esta posibilidad es significativa, ya que refleja el valor que hoy se otorga a la democracia y a la protección de los derechos fundamentales.
El miedo y la resignación
La mayoría de los estudiantes expresó miedo y sensación de impotencia ante una situación de poder violento. Algunos mencionaron que no harían nada por temor a represalias:
- "No haría nada porque ellos son un grupo y yo estoy sola".
- "No haría nada más que decir que voy al baño y salir corriendo hasta la parada del 221".
- "Yo la verdad no haría nada xq si digo algo me cagan a escopetazos corte #miedoterror".
- "No podría hacer nada al respecto y sobretodo yo sola, porque tomaría el riesgo de perder mi vida en el intento".
Estas respuestas reflejan el impacto del miedo en la capacidad de acción de las personas cuando se enfrentan a un poder armado e ilegítimo. Durante la dictadura, la sensación de desprotección y la represión brutal llevaron a muchos argentinos a la resignación o el silencio. El terror impuesto por el Estado logró que la población no pudiera actuar en su defensa y que incluso el simple hecho de preguntar por los desaparecidos significara ponerse en peligro.
Resistir y luchar
Aunque el miedo es predominante, algunos estudiantes plantearon formas de resistencia, desde la organización hasta la acción directa:
- "Lo que haría sería armar un grupo y tratar de que se vayan de la escuela".
- "No hago nada porque tienen poder y si me apuntan con un arma, hago una rebelión para poder sacarle el poder".
- "Si no te deshacés de ellos, van a volver a amenazar".
Estas respuestas muestran una comprensión de la acción colectiva como herramienta de resistencia. Durante la dictadura, hubo sectores de la sociedad que, a pesar del miedo, se organizaron para denunciar las desapariciones y exigir justicia. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo son un ejemplo clave de esta resistencia pacífica y organizada.
Búsqueda de justicia
Algunos chicos reflexionaron sobre estrategias más institucionales para combatir la situación:
- "Si un mayor de 40 años viene armado a decir que gobierna en esta institución, yo iría con un mayor hasta que termine el horario escolar y cuando salimos, buscaría algún abogado para contarle la situación".
- "Lo que yo haría sería esperar a que terminen las clases haciendo lo que ellos me digan y cuando llegue a mí casa los denuncio y llamo a la policía para que cuando vuelva a la escuela los encarcelen".
Este tipo de respuestas conectan con la importancia del estado de derecho y la lucha por la justicia, algo que fue clave en el proceso de memoria, verdad y justicia en Argentina. Con la vuelta de la democracia en 1983, la sociedad impulsó el Juicio a las Juntas y el informe "Nunca Más", marcando un hito en la historia de los derechos humanos.
Marco normativo y la enseñanza de la memoria
El abordaje de esta temática en las aulas se sustenta en el marco normativo vigente. La Ley de Educación Nacional 26.206 (artículo 92) y la Ley Provincial 13.688 (artículo 107) establecen como objetivos de la política educativa la formación ciudadana basada en valores democráticos, el respeto a los derechos humanos y la construcción de la memoria colectiva. Ambas leyes señalan que deben incluirse en los contenidos curriculares reflexiones sobre los procesos históricos que llevaron al terrorismo de Estado, con el fin de generar una conciencia democrática y de defensa del Estado de derecho.
Asimismo, la Ley Nacional 25.633 establece el 24 de marzo como el "Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia", con el objetivo de recordar a las víctimas de la dictadura y consolidar la memoria colectiva para prevenir cualquier forma de autoritarismo.
Conclusión: una mirada desde el presente
Las respuestas de los chicos reflejan cómo se percibe el poder y la violencia en su imaginario. Hay miedo, pero también hay estrategias de resistencia y búsqueda de justicia. Esta actividad no solo permitió reflexionar sobre la dictadura, sino también sobre cómo los jóvenes piensan el poder y sus posibilidades de acción.
Preguntarnos qué haríamos ante una situación de abuso de poder es un ejercicio necesario para comprender el pasado y actuar en el presente. La memoria colectiva nos enseña que, aunque el miedo paraliza, la organización y la lucha pueden cambiar la historia. En un contexto actual donde algunos discursos intentan relativizar o negar el terrorismo de Estado, es fundamental que las nuevas generaciones sigan renovando la memoria y construyendo su propio "Nunca Más".