
El proyecto es una iniciativa por parte de docentes y la cooperadora escolar que fue gestado en el año 2019. Tomó como disparador un proyecto similar desarrollado en Suecia y que ha sido replicado en muchos lugares del mundo.
En nuestra escuela, toma las características simbólicas particulares de ser una declaración de defensa de nuestro pueblo como reserva forestal.
La propuesta se fundamenta en que los árboles constituyen un patrimonio verde y natural de las ciudades, pero además de embellecer y dar color a las calles y veredas, contribuyen a un ambiente más sustentable y mejoran la calidad de vida urbana. El objetivo es promover la educación ambiental como una herramienta fundamental para los diferentes actores tanto de la Universidad como de la comunidad en general.
Desde el punto de vista didáctico-pedagógico, realizar el seguimiento de todo el proceso involucrado en el crecimiento de un ser vivo, implica la realización de una aproximación a conceptos teóricos y a los diversos procedimientos que involucra el cultivo de estas especies.
Plantar un árbol es una invitación para convivir con las especies con las que compartimos el planeta, brindar una ayuda a la producción de oxígeno y albergar diversas especies vegetales y animales. Además, con esto reducimos los impactos producidos por las actividades antrópicas.
Especies nativas
Si bien las especies forestales que más se difundieron entre los árboles urbanos fueron las exóticas, este programa sugiere utilizar especies nativas de la provincia como Ceibo, Fumo bravo, Sen del campo, Pezuña de vaca, Aguaribay, Ombú y Tala.
Estas proveen servicios ecosistémicos como la producción de oxígeno o la reducción de la temperatura del ambiente, servir de hábitat de diversas especies animales y vegetales y reducir los impactos producidos por algunas actividades antrópicas como el ruido y la polución.
Asimismo, contribuyen al control de la erosión hídrica y eólica de los suelos, la fitorremediación de los mismos y la protección de las urbanizaciones. Hay que destacar que estas especies hacen un uso más eficiente de los recursos locales y sus demandas son menores, en la mayoría de los casos, que las de las especies exóticas.
Argentina es el segundo mayor foco de deforestación de todo el continente, apenas superado por el que tiene lugar en el Amazonas, y una de las 10 tasas más altas del mundo, según la FAO. El 52,8% de la deforestación (cerca de 100.000 hectáreas) se produjo en zonas que la ley de bosques cataloga como de categoría I (rojo) y II (amarillo), es decir en áreas donde está expresamente prohibido hacerlo.
